Ahorita mismo me doy cuenta que es un sentimiento que experimentaba constantemente al tratar de conversar con algunas personas, y una constante necesidad de complacerles teniendo cosas de que hablar... tiempo después he llegado a observar que esas mismas personas, siempre hablan de exactamente lo mismo.
Curiosamente las personas tenemos una tendencia, simple de abandonar siempre que se quiera hacerlo (lo difícil es querer hacerlo), a hablar constantemente de lo mismo, una y otra vez repetimos la misma historia, incluso llegando al extremo de vivir situaciones sumamente similares con tal de poder seguir comentando lo mismo.
Puede ser que haya algunos cambios, que cambien los personajes, el contexto, los terceros involucrados... pero a final de cuentas, es pan con lo mismo, misma historia, mismas bromas, mismas personas utilizadas para hacer comentarios "divertidos".
No pretendo con esto decir que nuestras vidas sean aburridas, o que el hacer esto cause monotonía en nuestro día a día (aunque si uno lo observa claramente, sí lo hace). Tampoco digo que nunca cambiemos lo que decimos y hacemos, no creo que vivamos en una inquebrantable rutina, sin embargo me queda muy claro que esta actitud y tendencia que tenemos es igual a estar masticando un chicle... con la característica de que al chicle que experimentamos lo masticamos durante días, meses e incluso AÑOS... sin importar si ha perdido su sabor, o si nuestras mandíbulas ya están al borde del desgarre por tanto masticar.
No digo que yo nunca lo haga, sin embargo me gusta observar tanto como pueda de la vida, experimentar el cosmos en su plenitud, y vivir atorado en algo no facilita eso.
Quizá sea por eso que me gusta tanto permanecer callado... escuchando, pero con los sentidos puestos en algo que me supera, para que cuando llegue el momento de hablar pueda ser desde el presente que comunique lo que tenga que expresar, sea la misma broma de hace 3 meses... o un escrito como el que aquí comparto.
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